

Los cuentos de hadas han existido durante mucho tiempo, y los clásicos siguen presentes hasta nuestros días. Sin embargo, los cuentos de hadas personales han evolucionado, adaptándose a las corrientes, los estados de ánimo y el espíritu de la época actual. Antes, el sueño de muchos era casarse con un príncipe o una princesa y vivir felices para siempre. Hoy, los cuentos modernos suelen dejar atrás estas ideas en favor de la fama en redes sociales para acumular dinero y popularidad.
El proveedor de software Elysium Studios, adquirido a principios de 2024 por Swintt por una suma no revelada, se ha propuesto reescribir algunas historias clásicas. Su creación, I Hate Fairytales, transporta a los jugadores a un mundo mágico y encantador, pero con un giro: los personajes están cansados de los clichés de los cuentos de hadas. En esta tierra de castillos llenos de grafitis, aparecen personajes como Snow Wild, Aria y Rapunsell, en un mundo que parece diseñado por Walt Disney en una etapa de rebeldía. Aquí, lo dulce y encantador se reemplaza por lo travieso y, en ocasiones, desagradable.
En I Hate Fairytales, la acción se desarrolla en un tablero de 5×4 carretes con 1,024 formas de ganar. Su modelo matemático es de volatilidad media-alta, con una puntuación de 4 sobre 5, y un RTP máximo del 94%. Las apuestas se pueden ajustar entre 0.20 y 40 monedas (€/£/$) usando el botón de monedas.
Los símbolos de pago son creativos, con cuatro cupcakes (bocados incluidos) como símbolos de menor valor y cuatro personajes principales de alto valor, incluyendo un unicornio que lanza arcoíris por su trasero. Las combinaciones de 5 símbolos iguales ofrecen premios de 0.3 a 0.6 veces la apuesta para los cupcakes, y de 0.7 a 1 vez la apuesta para los símbolos principales. Los comodines ayudan a formar combinaciones ganadoras al sustituir símbolos regulares.
El juego incluye tres funciones de personajes que se activan de forma aleatoria tanto en el juego base como en las tiradas gratis:
Tres símbolos de dispersión activan 8 tiradas gratis. Durante esta ronda, los carretes se expanden a 6 filas, y las funciones de los personajes pueden activarse al azar. En las tiradas gratis, Rapunsell no expande los carretes. En su lugar, coloca multiplicadores en los carretes que permanecen activos hasta el final de la ronda.
Tres símbolos de dispersión de bonificación activan el Smash Bonus, donde los jugadores golpean entidades en pantalla con un martillo para revelar multiplicadores de apuesta. Una vez que todos los elementos son destruidos, se paga el premio total.
Los jugadores pueden comprar las rondas de bonificación:
Sin desmerecer juegos como Jack and the Beanstalk, resulta refrescante encontrar tragamonedas que se alejan de las versiones infantiles de los cuentos de hadas. Es probable que el equipo de Elysium Studios se haya divertido un poco creando I Hate Fairytales, porque la idea de un unicornio lanzando un arcoíris desde su trasero es simplemente genial. Todo está diseñado para hacer reír, y no estaría mal que Elysium apostara aún más por el humor en futuras entregas. Sin embargo, hay una línea delicada entre lo cómico y lo grotesco, y algunos chistes pueden ser graciosos solo para quienes entienden la broma.
Una de las características más destacadas es el Smash Bonus. No todos los días puedes golpear pequeñas criaturas para ganar premios en efectivo. A pesar de lo original de la mecánica, los grandes premios no parecen estar garantizados. En las pruebas, el máximo obtenido fue 50 veces la apuesta, y la posibilidad de premios más altos no se aclara. Quizás existan, o tal vez no. Esta falta de transparencia no resulta alentadora. Sin embargo, lo que sí es positivo es el impresionante potencial de ganancia de 33,934 veces la apuesta (al menos en teoría). Esto sugiere que los mayores premios probablemente provienen de la combinación de las tiradas gratis con carretes ampliados, multiplicadores y comodines.
Alguien en Elysium Studios puede que odie los cuentos de hadas, pero el juego que han creado es difícil de no disfrutar. Aunque no destaca por los valores de producción más altos en la industria, queda claro que se puso mucho esfuerzo y creatividad en su diseño. Exceptuando el RTP, que cada vez más estudios parecen reducir, I Hate Fairytales ofrece una alternativa divertida y atrevida al típico cuento de hadas. Con una mezcla de características que van desde la curiosidad peculiar hasta la sorpresa inesperada, es un título que no pasa desapercibido.